LOS GOBIERNOS POPULISTAS:
Hay que hacer la diferencia entre el “débil mental” y el “niño
especial”. Este último no tiene las capacidades que el primero posee pero no
desarrolla. Y hay dos formas de convertir a un hijo, en “débil” mental: poniéndoles
tareas que superan su capacidad y el sentimiento de impotencia lo bloquea, o actividades
que están por debajo de la misma y no desarrolla su potencial.
De otro lado, entre los pobres los hay de dos clases: los
que quieren salir de su condición gracias a su esfuerzo y los que quieren
hacerlo con el sudor de otro (sea la familia o en su defecto, el Estado). Estos
últimos tiene vocación de AMOS y gracias a la esclavitud a su debilidad (la
pereza), pretenden que otros “sirvan” con su trabajo, a sus fines. Son insaciables
y desagradecidos. Nada es suficiente y se lo merecen todo, tienen derecho a
todo. Suelen ser muy pro-activos en EXIGIR “SUS DERECHOS”, pero no en
cumplir con obligaciones. Estos son los que apoyan INCONDICIONALMENTE los
gobiernos populista
Otro es el fenómeno con los “pobres vergonzantes”, personas
con dignidad pero sin recursos, ni oportunidades para adquirirlos. A ellos, las
medidas populistas los privan del respeto por si mismos, de sus familias y la
sociedad. Además, que los hunde en la desesperanza y en la depresión, al no
poder tener un proyecto de vida, un futuro, un deseo: no pueden escoger la EPS,
la escuela, la casa, lo que van a comer, etc. Esto no solamente erosiona la
confianza en sí mismo, en su potencial; sino que, no desarrollan sus
capacidades.
Estas medidas populistas, no solo bloquean el desarrollo del
sujeto y su familia, sino de la sociedad. Pues de un lado, recursos que deberían
ir a obras de beneficio común, se invierten en particulares. Y de otro lado,
pervierte la ética colectiva por dependencia económica. “El que pone la plata,
pone las condiciones”. Por eso es mejor invertir en la MENDICIDAD que genera dependencia, que en EMPRENDIMIENTO
que da autonomía.
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